Visita inesperada
Que emoción: el diablillo ha vuelto. Estaba aburrida en un día de trabajo sin trabajo y de pronto he oido como una vocecilla en mi cabeza. Me sonaba mucho esa voz, pero me ha costado reconocerla ¡más de 3 años he pasado sin oirla! Resulta que el chico estuvo un tiempo de vacaciones, claro, con tanto trabajo que le di necesitaba un descanso. Y luego le pilló la crisis, que hasta el Averno también ha llegado, y los viajes a nuestra dimensión resulta que son bastante caros. Pero con un desvío de fondos que uso Urdangarín para intentar comprar al Diablo (sin mucho éxito al parecer), ha podido hacer una escapada y venir a visitarme.
Le veo diferente, quizá más maduro, quizá menos travieso. No se si ha cambiado él, si es diferente mi mirada, probablemente hay un poco de las dos cosas. También me ha dicho que no vuelve para quedarse, que tan solo está de paso. Da igual, me alegro mucho de verle, aunque sea por un rato.
Hemos charlado de los viejos tiempos, rememorando nuestros logros y fracasos. Así nos parecemos un poco a los telediarios, que repasan las peores y mejores noticias del año. Nos preguntamos cuantas mentiras nos habrán contado, algunas las intuimos, otras ni las imaginamos. Le he preguntado como están las cosas por su tierra y me dice que no dan abasto con tanto personal nuevo: Gadafi, Bin Laden, el lider supremo norcoreano... y el que igual está por llegar, ya le están haciendo un hueco a Chávez por si acaso.
Con tanta conversación al final se le ha olvidado recomendarme algo para este fin de semana y también fin de año, pero como imagino que todo el mundo ya tendrá un plan, no creo que tampoco sea necesario. Eso si, al repasar escritos de otros tiempos, tengo que retractarme de una recomendación que hice el 18/02/2008 sobre un libro de Eduard Estivill. Ahora que soy madre, le tengo manía a este hombre y a su famoso y cruel método para que los niños duerman, dejándoles solos llorando. Desrecomiendo su método fervientemente.
Eso si, el diablillo, que ya sabéis que es mas travieso que diablo, me ha pedido antes de irse que os transmita esto: tened mucho cuidado al comer las uvas, no vaya ser que alguno acabe sufriendo tormentos con esos nuevos inquilinos tan malos.
¡Hasta pronto!
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