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El DIABLILLO

Polvo eres y en polvo te convertirás

Polvo eres y en polvo te convertirás

El otro día y un poco por casualidad, nos adentramos mi novio y yo en el cementerio de la Ermita del Santo, en el cual nunca habíamos estado. Me gustan los cementerios porque generalmente son bonitos y tranquilos, porque me conectan más con la vida, y porque muchas veces me sorprenden con algún detalle propio. Esta vez la sorpresa fue mayúscula.

Resulta que en este cementerio hay enterrados gran cantidad de gitanos. Yo no lo sabía pero por lo que pudimos observar con cierto asombro, parece ser que la costumbre de esta etnia es adornar las tumbas con profusión de flores, estatuas, fugurillas y jarrones, y cuanto más llamativo y hortera todo, mucho mejor. Cada tumba era un "cuadro" en sí misma. Os describo un poco el panorama.

Una estaba decorada con cientos de grandes flores amarillas (de plástico), y a los lados de la cruz que había sobre la tumba, estaban colocadas dos estatuas de casi medio metro que representaban dos mujeres chinas (¿?). Sobre la losa, además de flores, había unos jarroncillos de cristal, diferentes vasijas de colorida porcelana y otras "fruslerías". Alrededor de la tumba más flores, más jarrones. No quedaba un hueco libre. De este estilo eran la mayoría.

Parece ser que cada tumba tenía una temática de flores, pues si en una eran amarillas en otra eran todas azules, o rojas y blancas, o rosas... También había algunas más atrevidas en las que las flores se colocaban de tal manera que representaban dibujos y frases: por ejemplo, un corazón que rodeaba a la palabra ‘MADRE’ (os lo juro). Lo más impresionante siempre era la cantidad de flores. Cada tumba competía en número de ellas.

Otra nos llamó la atención porque la presidía una estatua de bronce de tamaño natural que representaba al muerto. Éste iba vestido como de deportista (zapatillas de deporte incluidas) y a un lado de la estatua reposaban unas mancuernas de bronce y al otro un coche también de bronce modelo Ford Sierra. Y además las flores, vasijas, jarrones... Impresionante.

Nos sorprendían también algunas de las figuritas que colocaban sobre las tumbas, por ejemplo algunas representaban a perros (pero no gatos, solo perros). También había algunos angelitos y figuras de estas de Lladró, muy rimbonbantes. El caso es que aunque horteras, la mayoría tenían pinta de haber costado caras.

Todas las tumbas tenían una foto del muerto y, grabado sobre la losa, un desgarrado epitafio. Era significativo observar la edad de los fallecidos, que no solía superar los 40 años. Y muchos bastante más jóvenes.

También había que fijarse en los nichos, que no desmerecían pero ni un poquito. Estaban cubiertos por un cristal y tras éste y sobre una repisa, la foto del muerto y decenas de figuras también de cristal rodeando la foto.

Todo esto contrastaba con los enterramientos de los "payos", de una austeridad que casi daba pena (y alivio).

Me daba por pensar en cómo sería el día en que enterraban al muerto, con todo el clan gitano mostrando un pésame de lo más histriónico, a juego con la decoración. Por supuesto no me meto con el dolor ajeno, simplemente me fascino de esta forma de despedirse de los vivos. Los ritos mortuorios no dejan de ser interesantes, y si no me creéis os recomiendo una sección radiofónica de Radio 5 llamada "Polvo eres y en polvo te convertirás" y que se transmite varias veces a lo largo del día (yo lo oigo sobre las 08:30).

En fin, que pasamos un rato muy muy entretenido en el cementerio. Yo veía al diablillo aparecerse de vez en cuando por entre las sepulturas y la verdad es que tenía una sonrisa de lo más burlona. Creo que pensaba en la cantidad de clientes que le está suministrando ese lugar.

La recomendación para la semana ya os la imagináis: id a comprobar todo esto con vuestros propios ojos. Y que descanséis... en paz.

3 comentarios

Nor -

Os he de decir que aquella visita fué increíble y a mi me dejó pensativo. Mi primera reacción fué de estupefacción, pero luego, casí comprendí el estilo marcado en todo aquel galimatías de colorines, plásticos y cristales: es meramente cultural. Y, creo, tiene tanto valor como cualquier otro estilo. Es más, me estoy planteando poner sobre mi futura tumba un gaitero de bronce tamaño natural, un 600 en pequeño y una cámara de fotos. ¿Por qué no?

Ruty de nuevo en el mercado -

Qué interesante tu comentario, micmic. a mí siempre me ha llamado la atención que no se nos ha enseñado nunca a convivir sanamente con la muerte. y es curioso porque es justo la otra cara de la vida, su alter ego, lo que la equilibria. Si no hubiera muerte mal podría haber vida (remito a "las intermitencias de la muerte" de saramago). Me parece mucho más coherente y equilibrado aceptar la muerte como lo que es, el fin de un camino de aprendizaje y vivencias. Y una vez muerto........pues que vivan las flores y el folclore, por qué no, jajajaj (eso sí, los eurillos gastados en la estatua de bronce, casi mejor haberlos disfrutado en vida, no?)

soymicmic -

Tengo que enviarte (aunque supongo que lo verias) unas fotos de un cementerio judio en Berlin... impresionante por si mismo... pero lo curiosos de este fueron los niños que habia: jugando junto a las lapidas... bueno, ENTRE las lapidas. Y una familia haciendo un picnic...

A mi me gusto esa forma de estar en un cementerio, junto a los suyos, "viviendo"...

Algo parecido a los gaths y todas las ceremonias de Varanasi...

Es algo que no entiendo de los cristianos... el miedo y el silencio, las lagrimas, las penas... sí, da pena no volver a compartir momentos, sí, jode... pero ¿y todo lo vivido? ¿todo lo aprendido? ¿lo compartido?

Me gustaron los berlineses... mueren y transmiten vida.